¿Educación sexual ó pornografía?

¡MEJOR JUICIO EN LUGAR DE PREJUICIOS!

Durante algún tiempo muchas personas me han acusado de promover la pornografía cuando en realidad lo que he promovido es la educación sexual; otras personas mucho más respetuosas me han preguntado cual es la diferencia entre las dos y esto es lo que les respondo:

La pornografía es una tara social a la que casi todos los adultos nos hemos enganchado como medio educativo para bajarnos los calzones y llegar a la cama. Meter, sacar y gemir hasta llegar al punto de no saber si se trata de placer o de una buena clase de actuación es esencialmente el contenido de este material. Como resultado (aunque no es siempre)  tenemos insatisfacción sexual, machismo, enfermedades de transmisión sexual, y sobre todo ideas peregrinas de tamaños descomunales de penes, físicos inalcanzables y flexibilidades tan asombrosas que solo son superadas por las contorsiones de la niña de la película del exorcista.

Sin embargo, y pese a lo que acabo de mencionar, hay algunas cintas que caen en esta categoría y que contrario a lo que se puede pensar, tienen mensajes dignos de ser utilizados con fines de estudio, como la película “El imperio de los sentidos”; pero definitivamente este tipo de trabajos no son la mayoría.

La pornografía, por lo tanto, es una “visión” amplia de actos sexuales con el objetivo de provocar excitación sexual en aquella persona que la está viendo, y ya si se pone bueno el asunto, pues te acercas un papel, lubricante y a darle… mano, dedo o puño si quieres (Esto es a gusto del cliente). Por otro lado, me preguntarás si ver pornografía es malo o bueno, pero la verdad es que no seré yo quien te lo diga, serás tú quien decidas qué información ingresas a tu cabeza.  Lo que si te puedo decir, es que el concepto de pornografía varía según la cultura, la ubicación geográfica y por supuesto los ideales de cada uno.

La educación sexual, sin embargo, es una necesidad del ser humano, ya no podemos vivir sin ella, porque en su ausencia se han creado monstruos de los cuales casi todos hemos sido víctimas. En contraste, se ha visto que en culturas donde se imparte una buena educación sexual, oportuna y de acuerdo  a la etapa de desarrollo en que se encuentran las personas, estas empiezan sus relaciones sexuales más tarde y sobre todo con mayor conciencia del acto que se va a realizar, sabiendo los pro y los contra de la situación, lo que les da un control total de decidir sobre sus propios cuerpos y los vuelve responsables.

Entendamos entonces, de una buena vez, que la educación sexual es una enseñanza que despierta consciencias para tomar decisiones con plena confianza con lo relacionado al cuidado de nuestro cuerpo y el ejercicio libre que cada uno de nosotros tenemos sobre nuestra sexualidad, pero no solo eso, también nos educa sobre nuestros derechos y obligaciones, desde los primeros placeres hasta que somos adultos mayores, y con esto quiero dejar en claro que el estudio de la sexualidad humana va por etapas de desarrollo, es decir, no solo es hablar de penes, vaginas, meter/sacar y posiciones sexuales.

Tomemos consciencia entonces, que no es lo mismo pornografía que educación sexual, un niño o una niña de 5 o 6 años no necesita saber de condones, posiciones sexuales, del Kama Sutra, del sexo tántrico, de fetiches, masturbaciones, juguetes sexuales, lubricantes, penetraciones, ni fantasías sexuales. Los chavitos necesitan saber los nombres de cada parte de su cuerpo, así como les dices, esta es tu cabecita, tus piecitos o tus manitas.

Los niños necesitan saber que su cuerpo debe ser respetado por ellos mismos y por los demás, que nadie tiene derecho a tocarlos o a hacerles algo que los haga sentir mal. Y esto se empieza cuando ves a ese niño tocándose el pene o a la niña la vez tocándose la vulva. Es justo en ese momento que le tienes que decir, mi amor este es tu cuerpo pero no lo tienes que estar haciendo frente a todo el mundo, ni a cada rato, aprovechando al mismo tiempo para enseñarle limites pero sin satanizar el acto.

El niño no sabe porque esta sintiendo rico cuando se toca, él no piensa como tú ni como yo, él solo sabe que si se toca justo en ese lugar se siente bien y por supuesto, si los adultos, que se supone tenemos más consciencia, difícilmente ponemos un alto en la forma en como llevamos nuestras relaciones sexuales porque sentimos rico, imagínense los niños. Por lo tanto, si observas que el niño se esta tocando mucho ¡NO lo regañes, NO lo ridiculices, No le digas que es sucio y por supuesto NO le pegues! Mejor invítalo a jugar su juego favorito, motívalo a realizar una actividad, a leer, a dibujar, en fin, a darles un tiempo de calidad, explicándoles siempre que no está mal lo que están haciendo, pero que hay momentos y lugares para hacerlo.

Definitivamente no debemos confundir la educación sexual  con hablar de pornografía, son cosas totalmente diferentes, todo depende de la edad de la persona y sus necesidades. Recuerda que la información no es nuestra enemiga, al contario, una buena información nos va a dar las herramientas necesarias para defendernos en la vida, decidir el cómo, cuando y dónde hacemos uso de nuestro cuerpo y nuestros deseos sexuales;  la doble moral y la ignorancia daña, lacera, lastima pero sobre todo mata.

¿Qué esperamos para despertar? La educación sexual ya no debería ser un tabú resultado de la hipocresía doble moralista de aquellos que con una mano señalan mientras que con la otra se van bajando el calzón.  La educación sexual tendría que ser un derecho que tú deberías exigir, levantar la voz y no callar, ser tú quien decida que hacer con tu cuerpo y con tu sexualidad, recuerda que los instintos se pueden y se deben educar ¿Y tú, cuando te vas a educar?

Artículo por: Psic. Iván O’Farrell

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